Me acosté y vi hacia mi ventana, note que allí hay un árbol que pareciera un recién llegado, después de un poco más de un año viviendo acá, hasta hoy note que allí se encontraba, me miro, inclino galantemente una de sus ramas y me saludo con sus hojas, un árbol muy elegante, no supo decirme su nombre, yo le dije Soto, lo cual es bastante irónico ya que cerca de él no habían mas arboles, jale el sillón hacia la ventana y me senté, nos pusimos a platicar.
Sus hojas verdes llenas de vida me estaban diciendo lo felices que se sentían cuando llovía, todas las hojas parecían querer contar algo, una me conto que todas las noches en la casa de los vecinos un joven entraba a visitar a su novia, y tras pocos instantes de pasión el siempre se marchaba, dejando una novia insatisfecha; otra me conto que todos los jueves, un carro se parqueaba a media cuadra de mi casa y que la pareja se encerraba a fumar y a hablar; otra me dijo también que todos los días veía pasar a un joven de cara triste, y que un día todas se pusieron de acuerdo y se sacudieron el agua sobre él y al joven no pareció importarle, hace poco el joven dejo de pasar, una de las hojas de hasta arriba, parecía que acababa de nacer, susurro que ella me veía caminar todos los días a la universidad y que le daba mucha risa los bailecitos que yo hacía al caminar, yo solo reí.
Soto llevaba semanas intentando llamar mi atención, desde la pequeña loma en la que el estaba sembrado, podía ver mi cama, y por lo tanto veía mis sueños, habilidad extraordinaria y envidiable la de este árbol.
El estaba preocupado, los sueños que tienen continuidad no llegan así como así, de un día para otro, me explico que los sueños generalmente eran la exposición de nuestro inconsciente, yo lo vi con cara de asombro, el se dio cuenta y me dijo que nosotros los psicólogos solo vemos parte del inconsciente de alguien, en cambio la naturaleza es capaz de percibir el inconsciente de todas las personas a su alrededor, ya que perciben la energía, después de varias explicaciones sobre los arboles, la energía cósmica que nos rodea y lo sueños, lentamente lo fui asimilando.
La mayor preocupación de Soto era que tantos sueños implicaban que el hombre de mis sueños estaba más unido a la energía del universo, y que su inconsciente tenía el mando, eso solo podía significar tres cosas. Primera: el hombre de mis sueños podía controlar los suyos y estaba consciente de ello. Segunda: Estaba en un estado severo de pérdida de conciencia, sueño profundo permanente. Tercera: estaba muerto.
Desperté y me levante, había dejado mi ventana abierta, vi hacia afuera y el árbol pareció hacer un ademan con las ramas, parecía que se estaba despidiendo.
vos retiro lo dicho del sexto encuentro! este es mi favorito!
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