miércoles, 7 de julio de 2010

2do Encuentro: Algo que contar.

Nuevamente me encontraba en mi cuarto haciendo los rituales pertinentes para partir a los brazos de Morfeo, cepille mis dientes, coloque crema en mis piernas y me puse las pijamas, apague la computadora y me acosté, en pocos instantes me encontré nuevamente sentada a la orilla de la playa, la misma playa en la que nos vimos la ultima vez, esta vez yo estaba sola pero sabía que no tardabas en aparecer, de pronto algo tibio toco mi hombro, tu siempre tienes una temperatura corporal muy elevada, por eso supe de quien se trataba, te sentaste junto a mí, y de una forma muy tierna, casi infantil besaste mi mejilla,


-Hola dijiste con una sonrisa ansiosa y vivaz, como si no pudieras esperar a contarme algo.
-Hola suspire -A que se debe tanta felicidad?
- No estoy tan feliz, tomaste mi mano para asegurarte de que me mantuviera junto a ti, - Yo normal me dijiste y te reíste como haces siempre que me dices esa frase, sacaste una pipa pequeña pero efectiva, la rellenaste con ese narcótico que tu tanto amas, la llevaste a tu boca y con tu encendedor negro hiciste que ardiera la hierba, el humo paso por la boquilla directo a tus pulmones, inhalaste con tranquilidad y exhalaste un humo blanco de olor peculiar, me ofreciste un poco y yo acepte, como todo un caballero encendiste la pipa por mí.

Hace mucho que viniste? me preguntaste

-No, acabo de llegar.
-Lamento haberte hecho esperar.
-No espere casi nada
-Ya no aguantaba las ganas de verte, te extrañaba. Un tono raro melancólico invadió esta última palabra, como si en verdad lo sintieras.
-Este bien. Te conteste un poco indiferente. Después de tanto tiempo yo ya no sabía si creerte o simplemente ignorar tus palabras de afecto, me confundían y era mejor no hacerme más ilusiones.

Esta visita fue distinta generalmente tu llegabas antes, pero hoy yo sentí una loca necesidad de verte, en cuanto llegue me senté en la playa, me encantaba esperarte allí donde todo empezó, mis pies desnudos en la arena se movían al ritmo de una canción que no poda dejar de tararear, me aparte a mi mundo pensaba en lo difícil que sería despedirme de ti ese día, lo horrible que sería una vida lejos de ti, lo mal que me sentía sabiendo que no eras del todo mío, pensaba en lo feliz que me iba a sentir cuando todo esto terminara, cuando tus miradas ya no volteara mi mundo de cabeza y cuando escucharte hablar de otras mujeres no atormentara mi corazón. Volví a la realidad, tu junto a mi hablándome de algo que no entendía bien, jugabas con mis manos, palmada... palmada.... palmada.... guardaste silencio como si hubieras notado que no entendía nada de lo que me estabas hablando, el silencio se prolongo, pero no fue un silencio incomodo, yo me sentía muy feliz allí junto a ti y te sentías feliz junto a mí, los dos en silencio nos expresábamos cariño a través de las manos, las miradas, los suspiros, las caricias, no había necesidad de decir palabra alguna, no había necesidad de mas.

-Tengo algo que contarte me dijiste en voz baja
-Ya es hora de irme. Te dije con un tono triste
-Pero es algo importante
-Pronto nos volveremos a ver, hoy tenía muchas ganas de verte sabias?
-Deberás?
-Si, conteste con un tono que entremezclaba una profunda tristeza y mucha felicidad, esperaba poder besarte y abrazarte, continué diciendo, me hacías mucha falta, anoche soñé contigo, no podía esperar a volver a verte, pero cuando viniste sentí un olor a perfume, un perfume que no me pertenece, no sé cuánto tiempo pueda soportar esto, no quisiera compartirte, yo te quiero y tu no me quieres lo suficiente, estos encuentros fortuitos me embargan de felicidad porque por breves instantes me perteneces y eres solo mío, pero luego tengo que regresar al mundo real donde tú no eres mío.

Me puse de pie te bese y te dije nos vemos pronto sonreíste y contestaste

-Soñare contigo, te extrañare mucho hasta volverte a ver, no olvide que tengo algo que decirle, vuelva pronto.
-Ambos sabemos que volveré.
Empecé a caminar y cuando ya estaba algo lejos escuche un grito:
-Martha!!!!
-Si? conteste riéndome
-La quiero mucho, sin importar lo que pase, gritaste.
Mi corazón brinco de la emoción... flote hacia donde había dejado mis zapatos me los puse y todo se puso obscuro, había despertado

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