sábado, 13 de noviembre de 2010

[ 1 ] El plan maestro: LA HUIDA

Dicen las malas lenguas que mi rostro oculta una chispa indescriptible, y que tengo una gracia admirable, que mi mente es un foco de inmenso fulgor y que mi imaginación es interminable, pero dicen también que soy incapaz de enamorarme, que soy un pequeño trozo de humano que perdió su corazón en alguna parte. No me importa si las malas lenguas ven en mi, chispa o gracia, pero me preocupa que hayan notado que no tengo corazón.

Pues mi corazón está oculto desde hace mucho tiempo, decidió salir de mi cuerpo para no permitir que alguien lo dañe. Fue una maniobra muy fácil en realidad, no requerí de grandes ritos, ni rezos, ni encantamientos, mucho menos el uso del bisturí como hacen las personas de otros ámbitos. Lo mas difícil fue la parte en la que el tuvo que convencerme de marcharse, pero como él es un pequeño muy obstinado acabe diciéndole que se podía ir, después de todo sus argumentos fueron muy convincentes.

La huida fue una noche, hace un aproximado de cuatro o cinco años, fue la tercera semana de junio, lo recuerdo casi como si hubiera sido ayer, pero claro un acto tan importante no se olvida fácilmente, mi corazón empaco lo siguiente: un paquete pequeño que contenía muchos recuerdos de mi niñez, una bolsita donde estaban algunos de los cariños de mi madre, y mis abuelos, un frasquito con un liquido transparente, y estaba etiquetado como “honestidad”, en una cajita metió un poco de valentía, y se llevo una gran caja de temor.

Esa tarde había procurado mantener a mi mente ocupada, muchas tareas, ensayos y trabajos, la habían dejado abatida, después de eso me dedique a ver televisión, el plan ya estaba en marcha y no podía hecharme para atras. Era necesario cansar a mi mente, porque ella al igual que mi corazon es una pequeña muy testaruda, seguramente no iba a dejar que el se marchara sin antes entrar en batalla, y que complicado hubiera sido eso.

Pude sentir como mi corazón se puso de puntillas y empezó a trepar por mi garganta, afortunadamente no tenía que hablar en ese momento pues sentía como si me hubiera tragado una manzana entera. No estoy segura de cómo lo hizo pero llego hasta mis orejas, y en dos instantes estaba parado frente a mí, no era muy grande, pero tampoco era muy pequeño, y no era de color rojo como lo pintan en las clases de biología, era mas bien de un color anaranjado llamativo, y vaya sorpresa la que me lleve cuando me di cuenta de que no olía a sangre como yo imaginaba, era más como un olor a vainilla, mezclado con un poco de canela. Se me quedo viendo fijamente y levanto su mano, toco mi mejilla y me dijo:

-Te prometo que no volverás a derramar ni una sola lágrima por mí, las almohadas de tu cama ahora estarán siempre secas, y yo viviré feliz en una hermosa isla tropical. Martha, viviré la vida que siempre he deseado y tu podrás vivir tranquila, nuestra conexión estará un poco lejana, pero existirá, y yo acudiré a ti cada vez que me necesites.

Lo vi fijamente, recuerdo que me sentí muy preocupada, estaba a punto de dejar que mi corazón se marchara, eso implicaba que de ahora en adelante solo iba a ser un cascaron, frio como el mármol y seco como las hojas caídas de un árbol, en poco tiempo empece a notar todas las cosas buenas que este trato podría traer, entonces una pregunta surgió, y como mi mente estaba agotada, y no quería despertarla deje que mi boca preguntara sin pensar mucho.

-Solo necesito saber como llamarte? No creo que sea tan buena idea que te vayas tan lejos, y si te necesito?

-Pues si me necesitas solo me llamas y listo.

-Pero como te llamo?

-Tu lo sabrás.

-Odio cuando hay tanto misterio, y como lo sabré? Oh ya se en el momento adecuado la iluminación llegara a mi y mágicamente sabré como llamarte?

-Siempre el sarcasmo, creo que debí empacar un poco de eso, pero si, básicamente asi funciona, o podrías intentar llamarme. Extendió su mano y me entrego una tarjeta con un numero de teléfono o algo similar.

-uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete, ocho… veintisiete? Son veintisiete dígitos corazón… como hago para llamarte? En ese instante el corazón me señalo la cabeza y entendí inmediatamente a que se refería.

Hizo una leve reverencia y empezó a caminar hacia la puerta, la reverencia me pareció un poco exagerada, pero después de todo era un educado y buen corazón, lo vi alejarse con mis miedos, y empecé a sentir una gran calma, todo estaría mejor, me quite el pantalón y la blusa, me coloque la ropa de dormir y me metí en la cama, la cama todavía tenía su olor, el olor de la persona que había hecho que mi corazón se marchara, pero ahora era solo un olor mas, no significaba nada para mi, cerré los ojos y por primera vez en meses pude dormir tranquila.

Al día siguiente me levante y camine hacia la cocina como siempre lo hacía, vivía en una casa enorme de tipo colonial, era hermosa, estaba llena de plantas y en la terraza yo podía sentarme tranquila a meditar, o solo pasar el tiempo, mi plato estaba en la mesa, lo tome y subí a desayunar a la terraza como hacia los días en los que había sol, llegue y me quite los zapatos para sentir el sol en los pies, amaba ese sentimiento, pero no lo sentí, sentí el calor en los pies, pero no sentía la felicidad que me provocaba esa sensación. Durante breves momentos me sentí consternada, y entonces recordé que la noche anterior mi corazón había partido...

4 comentarios: