Un mes había pasado desde que mi corazón se había despedido, mi mente estaba sumida en un letargo de nada, solo existían los trabajos y las tareas, a veces para entretenerla recurría a la televisión y la música, no era la mejor forma de hacerlo, pero era lo único que la callaba, todos los días ella se despertaba temprano y me recordaba cómo había dejado que corazón se marchara. En pocos instantes lo olvidaba, ya que ahora las conexiones neuronales no procesaban sentimientos, era fácil pues la culpa, la ira, y el dolor no existían, mucho menos tristeza. Los fines de semana había salido a alcoholizarme en las distintas “cafeterías” de la ciudad, pero ya nada podía hacerme sentir.
Era una tarde esplendida, el sol brillaba y las nubes se veían color magenta con tonos purpuras, naranjas y amarillos, era hermoso, yo estaba luchando por escribir un poco de lo que fuera en un cuaderno viejo, cuando tocaron el timbre de la casa, bajé las gradas y vi como un sobre se deslizaba por debajo de la puerta, en el sobre se dibujaba una caligrafía clara y muy estilizada, era mi nombre.
Adentro se encontraba la imagen de una casa, había un perro acostado en el balcón, era un french poodle gris, en la foto yo estaba parada afuera de puntillas, viendo hacia adentro. Adjunto a la foto había una nota que decía:
Amada Claudia, he estado muy bien, he viajado mucho y he conocido muchos lugares, e infinidad de personas, solo quería que supieras que estoy bien y que no temas ser lastimada de nuevo, también quisiera pedirte un favor, ya que estando de viaje note un par de cosas que creo que tu deberías saber. El favor consiste en lo siguiente: Retrocede en el tiempo diez años, y visita la casa de la foto. Cuando estés allí todo se volverá claro.
A mi mente vino un artículo que había leído hace unos años sobre la teoría especial de la relatividad, desafortunadamente esta teoría planteaba que solamente se podía viajar al futuro. Entonces tengo que encontrar una forma de mover mis partículas a través del espacio y el tiempo, pero en retroceso.
Decidí salir de la casa para despejar un poco mi mente, camine un aproximado de media hora cuando encontré una ferretería, sin saber realmente que era lo que iba a comprar, entre y sin saber muy bien cómo se me ocurrió pero pedí una cuerda cósmica. Fue muy sorprendente cuando el encargado de la ferretería fue a la parte trasera y saco una caja, que tenía escrito en letras grandes: CUERDA CÓSMICA. (manéjese con precaución) .
Llegue a la casa y cene rápidamente, quería ir inmediatamente a ver como usar la cuerda cósmica lo cual resulto ser mas fácil de lo que creí, primero hice una prueba, amarre un extremo a la perilla de la puerta, y el otro lo sostuve con mi mano derecha, y con el dedo índice de la otra mano la hice vibrar suavemente, inmediatamente me encontré parada afuera de la cocina, y nuevamente la cena estaba servida, regrese corriendo a mi cuarto, había encontrado la forma de viajar al pasado, ahora tenía que encontrar la forma de volver al futuro. Ya era tarde y mi mente y mi cuerpo estaban cansados, al parecer los viajes en el tiempo son terribles para la mente y el cuerpo, me coloque la ropa de dormir y me metí en la cama, intentando imaginar cómo podría hacer para no quedarme atrapada en el pasado, encendí el estéreo y el disco In Rainbows empezó a sonar, me quede dormida en poco tiempo.