Por la ventana de mi cuarto entraba la luz del foco de la calle, alumbraba los relieves del techo, creando figuras difusas, un poco escalofriantes, un par de cabezas y unas manos se posaron sobre mí de forma amenazante, lentamente se fueron transformando en paquidermos alados con flores en los costados, coloque mi cabeza en la almohada y los elefantes con lirios rosados me llevaron de la mano al mundo de los sueños.
Nuevamente una noche lluviosa acompañaba mi sueño, estabas parado frente a la puerta de una casa de madera, sostenías una linterna y alumbrabas mi camino, tu camisa verde y los pequeños botones en ella brillaban por el reflejo de la luna, tu sonrisa brillante y transparente iluminaba tu rostro. Caminaba sobre la tierra lodosa, dejando de lado el hecho de estar descalza, mis pies no sentían frio ni molesta, te veía frente a mi y mi única preocupación era llegar hasta donde tu estabas, mientras más me acercaba a la casa, podía sentir lo fuerte de tus vibraciones, tu corazón latía un poco apresurado, tu respiración estaba un poco agitada, tu mirada parecía perdida en el horizonte, como si hubiera algo que solamente tu podías ver. Alcance tu mano pues la casa flotaba y yo no era capaz de subir a ella por mi misma.
Me senté en uno de los escalones, e hiciste lo mismo, te tome de la mano la cual estaba terriblemente fría, como si los sentimientos que solían calentar tu cuerpo lo hubieran abandonado por completo y solo quedara el cascaron de lo que algún día fuiste tú, yo no fui capaz de soltar tu mano, aunque lastimaba mis dedos, esperando que mi cuerpo tibio pudiera calentara un poco tu frio ser. La casa empezó a flotar mas alto, tu te pusiste de pie y empezaste a pintar un paisaje en el costado izquierdo de la casa, una luna, un lago y arboles eran los componentes de tu obra de arte, tu mano se movía como al ritmo de una canción, de un lado a otro un pincelazo de un lado y un pincelazo de otro, yo solo podía contemplar la perfección de tus movimientos, era cautivante como cada pincelazo, se unía en perfecta sincronía con los anteriores. La casa descendió lentamente y tu bajaste de ella, tendiste tu mano para que yo también pudiera bajar, y caminamos juntos sin dirección.
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