domingo, 28 de octubre de 2012

[ 8 ] La Martha que el dejo.


La Martha que el dejo, y me refiero a él solo como él porque solo recordar su nombre crea un vacío en mi estomago que me marea, esta Martha  era una Martha que no conocía, era una triste mezcla entre soledad, desolación y tristeza, envuelta en un aburrido saco de piel, después de amarlo intensamente como ninguna de las dos había amado antes él decidió alejarse y con eso basto para que mi alma se partiera en dos. 

Al principio no estaba segura de si en realidad existían dos Marthas, por instantes creía que me estaba volviendo loca, hasta que un día mientras me peinaba frente al espejo del baño pude ver una tenue aura amarilla que rodeaba mi cuerpo, en ese momento frente al espejo comencé a llorar desesperadamente, me quite la ropa y tome un baño pues creí que las alucinaciones habían alcanzado un nivel mas alto, termine de bañarme y al salir pase frente al espejo y pude ver un aura de color azul, así me di cuenta, habían dos almas navegando en mi cuerpo, como en una diminuta pecera de cristal, ambas luchaban por salir a flote.

Ahora habían dos Marthas y ninguna d ellas era yo. La Martha antes de el era una Martha fuerte, independiente, valiente, una mujer que no necesitaba abrazos o besos, era como una roca carente de sentimientos, que afloraban de vez en vez, cuando alguien lograba alcanzar su corazón. una Martha que se valía por si misma y una Martha que no conocía ni la tristeza ni la felicidad, una Martha extraña y rota que no sabia que era el amor.


La otra Martha, la que nació después de conocerlo, necesitaba de él, deseaba tenerlo siempre entre sus brazos, añoraba sus besos, sentía que no podía vivir sin sus caricias, los momentos que pasaba con él eran invaluables, esta Martha era capaz de dejar a un lado su orgullo y rogarle que no la dejara, ella soñaba con una vida junto a el, y esa fue la Martha que el me dejo cuando se fue. 



Esta mujer completamente desconocida para mi, me asustaba, la encontraba por los rincones de mi cabeza llorando a mares por él, todas mis ideas se encontraban empapadas en agua salada, y lentamente se iban perdiendo en un mar de tristeza, el mar de llanto abarcaba todos y cada uno de los rincones de mi cerebro y en poco tiempo descubrí que el agua de lágrimas es lo peor para las ideas, las hace mas lentas, las atonta, las hace mas pequeñas, multiplica su negatividad por cien, envuelve el cerebro en una capa de dolor impenetrable, yo no sabía como controlar a esta mujer que habitaba en mi cabeza, por instantes la Martha sin corazón volvía llenaba mi cabeza con ideas para deshacerme de la Martha pusilánime, así decidí nombrarla, el simple hecho de vivir de esa manera hacia que esta Martha fuera un insulso pedazo de humano, no había mejor descripción que pusilánime para ella.


 

De una u otra manera cada uno de los recuerdos y sentimientos que la Marhta pusilánime tenia de él, yo podía sentirlos, a veces me encontraba llorando mientras veía television, o mientras me duchaba, cuando me acostaba en la cama, sentía olor a él, hacia falta su presencia, mi cabeza se llenaba de desesperación, cada instante vivido con él me inundaba y nuevamente ella se sentaba en un recóndito lugar de mi cabeza a llorar, mientras ella lloraba yo intentaba con todas mis fuerzas consolarla, mientras la vieja Martha solo se enojaba y se sentaba en una esquina a hacer muecas con respecto a la situación, afortunadamente a esa Martha no le importaba tanto lo que sucedía, como si la independencia y la fuerza se le hubiera ido y en su lugar solamente hubiera quedado indiferencia. 

Decidí hacer un viaje para volver al día en que lo conocí,  el dia en que Seth llego a mi vida, fue la primera vez en la que sentí que la Martha pusilánime sonrío, estaba de hecho muy emocionada con el viaje, me pregunto si podía ir y yo le dije que el viaje era para ella no para mi, íbamos a reconstruir todo desde el inicio hasta el final, para encontrar la forma de arreglarla, porque ella estaba rota, mas rota que cualquier otra persona en este mundo. Empezamos las preparaciones para el viaje, le di instrucciones sobre como comportarse estando allí, y le recordé que solo podíamos ver, ella no estaba muy feliz con eso, creo que ella estaba perdiendo un poco la razón, la soledad la estaba matando, teníamos que partir pronto, antes de que ella muriera de soledad o se volviera loca por la tristeza.



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